martes, 12 de agosto de 2008

VELOCIRODÓN FLAMENCO
El señor Verhaeghe comenzó su colección hace treinta años con la misma seguridad pasmosa con la que sigue guiando su vida.
Cuando su hermano mayor se pulía la paga semanal en chucherías, él pensaba cuál de las pequeñas cajas expuestas en la tienda de su pueblo iba a ser suya justo antes de que el tendero cerrara.
Al llegar a casa, su hermano -al que podemos imaginar con la tripa algo dolorida y restos de azucar en la cara- no podía dejar de envidiar el pequeño tesoro que la ferrea voluntad del pequeño de la casa había conseguido cristalizar a partir de unos cuantos francos belgas.
El todavía niño señor Verhaeghe acababa la jornada compartiendo las piezas de LEGO con su hermano, al que quería por encima de su indomable adicción a los dulces.
....
A la tenacidad del señor Verhaeghe debemos una colección con piezas bastante curiosas; algunas de ellas no se fabrican ya, y serían la delicia de más de un coleccionista.
Con una pequeña selección de ellas se construyó el curioso híbido de carromato y dinosaurio que se puede ver en las fotos.





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